Pétalo I

No hay palabras para llamarte.
El relámpago te anuncia.
Late luego y aletea,
ella llega como la lluvia, que moja todo
y azota a las hojitas.

Luego gotea quejumbrosa y pequeña,
desnuda y querible,
de los tentáculos flácidos de la maleza.
Yo, que no he pedido nada,
lo quiero todo.

Ella te hace la mujer perfecta,
me hace a mí, el único incansable.
Te he visto.

En el penúltimo de mis sueños, sin hablarte aun:
Te recostabas frente al mar con atuendo de flores rosadas,
sonrisa escasa, mechón negro y manos de mármol.

Yo quise ser Sol.