Réquiem a una flor rara.

Ya no es el miedo coetáneo de tu beso. Ya no es la imprudencia impertinente de las 11.  Ya no es Ese presente. Ahora soy feliz. Te veo de lejos. El té, que hice de ti, me envenena. Te veo de lejos. Tu belleza es ajena. Tu olor dulce, me gangrena el alma. Aquí poco me queda. Eres todo el jardín y me iré.