Perdido II

Cuando me llames, ya no sabré hacia dónde ir. La lluvia, que se escurre en pequeños ríos, borró mis pasos, esos que, de regreso, me hubieran podido guiar. La noche, cayó en mi espalda y velo todas las bifurcaciones del camino. La noche es larga. La noche es fría. La noche es triste. ¡Qué iluso! Espero que me llames.
Mis pensamientos, inician como las notas de los suicidas que no quieren morir, a un paso de la muerte, ya empujados hacia fuera del muro que dibuja la vida, por ellos mismos.
¡Qué caos! Solo me arrimo a tu memoria en estos días: Que llueve; Que estás sola y triste; Que yo estoy lejos.