Carta a una mujer que peina hadas.

No la conozco, pero ya es mi musa imprescindible. Supondré además que es bella por dentro. Que, como volcán, se perméa de eso que esta lleno.. Me hace recordar: perihelio... en la punta de mis dedos laten sobre esta ola de la esperanza. afelio... clavado en mi espalda cuando te conozco. Hoy, debajo de mi cama había nada. Pero los (Reyes) me han traído una mirada ajena, lejana, casi imposible. Quien me la arrebata? Me hace sonreír. Estaba escribiendo la palabra (adiós).. pero Quien se atreve a decirte adiós? Algo llega arrasando todo, todo eso que no debe quedarse, todas esas notas que saltamos... Esas segundas y cuartas duras.... Hay arpegios benditos que solo le recuerdan tus pestañas. Hay fortísimos como besos que te dará, colgado de tu nuca como los quirópteros se cuelgan de la noche. Hay pianísimos con los que lavará esas manos para tocarte. Conocerá tu alma Porque la dieron el mismo mes, el mismo instante. Porque la hicieron con el mismo envase: A la belleza. Se quedara por siempre en ti, y como un buen arpegio: A veces redondo o blanco; A veces en silencio; A veces semifuso o a contracoro.