Arruga en la piel


Alguien desea ser favorito,
otro ser color de la flama.
Alguien desea ser invicto,
otro desea la paz, y la fama.

Yo quiero:
Sol, sol, sol, para ti, Sol;
Luz, luz, luz y hasta amor;
Claridad; Arruga en la piel…
Donde tener,
luego de quererse,
y pueda recordarse por siempre.

Maisarenera hecha del mar.


Se puede saber que la vida esta ahí.
Entre la tierra y la carne.
Debajo del latido de la sonrisa.
De ellas como si fueran de despreocupación.

Hay un mechón que surca el rostro.
Hay un mechón que todavía.
Hay un mechón que desde siempre.
Hay un mechón.. Que dicha mía!!

Hay un dibujo, ruta de algún tesoro.
Lo juro, y le agradezco todo.

Hay noche negra sin estrellas,
cejas con arena, mirada clara.

Sirena bella.

Déjame, no estaré solo.

Deberías dejarme;
usarme a tu antojo, cuando quieras
y abandonarme por poca cosa.

Deberías dejarme;
tomar de mí, lo magro y vivo,
y lo demás que se hunda lento.

Deberías dejarme;
estás a punto de tu mejor momento,
lo mediocre no te vá, yo menos.

Deberías dejarme;
de verdad, piénsalo.

Mañana estarás feliz y yo tendré un poema siempre.

La chica de la aldea XOS

Dará la piel por no cruzar sola el rio.
Asilada de sí misma, si es necesario, porque ya cruzo más de una vez y no va a regresar.

El porvenir asusta a todos si anochece en la aldea XOS.

Acusó al amor frente a los ancianos de la provincia. 
Dijo que yo estuve ahí y lo miré todo.

Me colgaron en el árbol más alto, no pude arrepentirme y morí esa vez, por primera vez.

Ya no vivo en XOS,
donde siempre es como atardecer,
pero XOS vive en mi.

Una niña con hambre




Con la mirada fija en lo olvidado:

Un suspiro involuntario llena el pecho.
La garganta se cierra y los ojos se llenan de lágrimas.
El cejo se frunce por posponer el llanto.
Entonces llora la nariz y tose uno desde la nuca.

La mirada sigue fija en lo olvidado.

¿Sera culpa?



Todas las estrellas miran.


El primer beso es como preludio de las viejas canciones: Reconocible, dulce, dulce, dulce, corto.

El primer beso es en la soledad de la respiración.

El primer beso huele a ternuras. Detrás de los miedos de los ojos. Enmudece la noche y todas las estrellas miran.

Amanece 34

Un anzuelo celeste pesca al sol de un mar de brumas y sombras que se esconden sin la valentía, de horas atrás. 

Amanece. 
Canta un ave. 
Pienso en ella. 
Todo se ilumina.  

Ya, cualquier canción que haga hoy, se llamara: Buen día.

monnena


ella es girasol de la mirada
ella es blancura de lirio
ella es altura de las palmas
alivio
ella es tornado inasible
ella es dorado querido
inspiración de los amantes ambiguos
bella, bella, bella
que jamas olvido
.




He cambiado (promesa VII)


I

Cuando, fin de la mirada:
su piel tersa;
No supe que decir en mi embeleso.
Mis manos, más que hundirse entre su cuerpo,
buscaron la poesía, hicieron verso.

-Qué bella es la mujer-.
El beso se pospuso.
Su olor tacho los años.
Sus palabras colgaron en suspenso, todas las canciones.

¿Sabrás que te adoré?
¿Habrás querido igual?

II
Allá en el día que viene,
correré a esa puerta que abrías.
Dejaré que estas manos sean mis ojos.
Dejaré que esta boca sean mis ojos.
Cosecharé tu olor temprano.
No habrán segundos para desear.
Dormiré todos tus poros que me miran.
Mi beso será de tu tamaño.
Tomaré yo primero de tu géiser
y tendrás todo completo como ansías.

La flor






Desde profunda y terrible oscuridad,
con don de trepadora astucia,
se eleva,
lenta,
inadvertida, vital,
entre las bifurcaciones de las ramas,
llegando a ser
razón del follaje,
del baño de las aves,
pies de sus nidos,
paralelo al verde
al rojo y amarillo,
solo por ver el sol,
sol por ver el sol: La flor. 

he querido

He querido:

decir siempre la verdad
regalarte una estrella
arrancarte todo el doror...

Aguila Pequeña II


Quisiera estar en tu tormenta.
Verte bailar dentro de este fuego como si el frio nos tuviera presos.

Saber de los improperios que nacen de tu boca como si fueran inocencias.

Tener tus manos invasoras, perdidas en mis territorios.

Ver el horizonte de tu estómago delatando las respiraciones.

Saber de los labios fríos solidarios.
Y escucharte decir: llueve, llueve dentro de mi.

Solo lo imaginamos.
Mirábamos estrellas
Jamás nos tocamos.
Ideas que hacían coro a estrellas fugaces.

Estabas bella.
Y quise besar tu sien.

Sabía que escribiría hoy para ti.
Era un orgasmo de versos inevitables.

Los tiraré, así en tu cara, sin miedo.

Todos tuyos, para ti.

Porque traigo el corazón hecho un vuelco


Supe ahora
de esa cascada in-negra y oscura de tu pelo.
Protege confidente a tu sonrisa;
la deja ir y verme.

Los cerrojos de tu alma se han perdido.
El aura cruza desparramada, clara y bella.
Recorre el camino y respiro toda la belleza.

Un brazo torna al sol susurrando
y ojos claros me miran... me miran...

De aquella boca,
gotean palabras que no prometen.
El color de aquellos labios, navegan menos carmesí
que el color de sus deseos,
pero intensos de forma y fondo, en mi mirada.

Me dilato en retratar su sonrisa.
Su alma va poco vestida,
sin pose,
tan dulce...

Sucumben las respiraciones.
Ya se que vive una mujer dentro
y mira por los ojos.

Su cuello es imperial:
Como el de las gacelas libres.
Como el de las palmeras altas.

Ahora que me sé el futuro de memoria,
ella me ha retado a escribir.

Solo me basta verla y ya tengo esta canción.
Porque es que traigo el corazón hecho un vuelco.
Porque es que traigo el corazón hecho de ti.